domingo, 16 de octubre de 2016

WhatsApp

Relatos de terror, WhatsApp


     Llegué a casa, y de inmediato, saqué de mi mochila la caja de mi nuevo teléfono celular. Tuve la necesidad de comprar uno nuevo debido a que, necesitaba comunicarme con mi familia, yo vivía lejos en la capital debido a mis estudios universitarios. Ya hace un buen tiempo que no sabía de ellos, y necesitaba llamarlos. Mi último celular me lo robaron hace un par de semanas unos maleantes mientras caminaba de regreso a casa una noche.

      Bien, la tapa de la caja ponía entre letras grises “SAMSUNG Galaxy S6 edge”. Sentí un enorme sentimiento de satisfacción mezclado con algo de emoción al abrir la caja de mi nuevo Smartphone, se veía fabuloso, y además, venía con todos los accesorios imaginados disponibles para un buen Smartphone. A pesar de que tenía un aura extraña el ambiente y la mala espina que me causó comprarlo, pero no presté atención. Lo adquirí a mitad de precio en un nuevo local que acababa de abrir en la ciudad, el lugar tenía una decoración algo extraña y oscura, también vendía unos pequeños muñecos de trapo. Yo era el primer cliente que recibían. Según la señora que me atendió, con una voz algo ronca, dijo que estaban ofertando esa clase de teléfonos nuevos de promoción para ganarse a la clientela. Me pareció súper barato el teléfono pero para mí estaba bien, le pagué el dinero y me marché lo más pronto posible.

     Estaba recostado en mi cama, mientras tanto, moneaba el mundo de aplicaciones que venían en el teléfono por defecto. A la vez, agregaba todos los números telefónicos de mis contactos nuevamente. Cuando, de pronto, una luz parpadeante blanca apareció por unos momentos en toda la pantalla, luego el celular se apagó por completo, lo quise encender de nuevo, presionando el botón varias veces como un maníaco, pero nada, al parecer no funcionaba ya. Maldije aquella señora que me lo vendió y me maldije a mí mismo por lo estúpido que fue, el haberlo comprado en aquel local de procedencia dudosa, y encima demasiado barato. La claridad del día se esfumó hace un buen rato, así que tenía pensado ir el siguiente día al local y pedir mi dinero de vuelta, sentía mucha rabia.

     Como de costumbre comí algo ligero esa noche, acabé mis tareas para el día siguiente y me fui a dormir. Pasaron unas horas y, de un respingo, abrí los ojos, estaba agitado. Lo que faltaba, acababa de tener una horrenda pesadilla, sentado en mi cama, sacudí mi cabeza de un lado a otro, encendí mi reloj de pulsera, marcaba las 3:15 am. Repentinamente, de nuevo, una luz blanca apareció sobre la pantalla de mi celular que lo coloqué sobre un velador que tenía. El teléfono se encendió automáticamente, me sentí algo sorprendido por lo que acababa de suceder, o tal vez seguía soñando o tal vez mi mente me jugaba una mala pasada nocturna. Al cabo de unos minutos, en la mitad de la pantalla apareció una notificación encima del ícono verde de WhatsApp, y en la parte superior apareció un mensaje, el numero remitente no lo tenía agregado era del número: “+593999666666”. No importaba, presione el mensaje y la aplicación se abrió.

— ¡Hola!
                                                                            — Hola. Respondí.

— ¡Hey! ¡Cuánto tiempo!, respondió de inmediato.


Se me hizo un nudo en el estómago.

                                                                             — Quién eres?  

Finalmente escribí.

— Vamos hombre, ¿Qué no me recuerdas?

                                                                              — No, creo que te equivocas, 
                                                                                  no sé quién diablos 
                                                                                  seas. 


— Somos amigos desde años, he estado 
    contigo en todo momento. 

                                                                               — Estas confundido de número 

                                                                                   amigo, por favor, no molestes, 
                                                                                   no me escribas más.  

—No hay que ponerse rudos, Se dónde vive tu 

familia, se dónde vives tú, no me hagas ir por 
ti o uno de ellos. Sólo haz lo que te pida

                                                                               — Sea quien seas, no estoy para 

                                                                                   bromas, ¡Jódete! Adiós.  


     Temblorosamente cerré la aplicación de golpe, el corazón se me aceleró y me realmente me asusté con aquellos mensajes. Pero, una última notificación de nuevo se colocó encima de la pantalla del celular con un mensaje.

— Quieres jugar eh, pues juguemos esta noche…

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     Está fue una trágica noticia de un muchacho que desapareció al sur de la capital en Febrero de 2016. Esta semana lo encontraron cerca de un río degollado, según fuentes confiables, encontraron esta historia escrita en su laptop y el celular que menciona en la historia no fue encontrado por ningún lado en la habitación del muchacho para su respectiva investigación y así encontrar a un posible sospechoso del crimen. El caso continúa abierto.

     Dejando varias páginas en blanco, una última nota escribió el muchacho al final del documento de texto que decía:

Nota: Y ahora que leíste mi historia, tienes que reenviarlo a 5 de tus contactos en WhatsApp antes de las 3:33 am, sino lo haces, él vendrá por ti, y algo terrible te ocurrirá esta noche mientras duermes….

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