sábado, 10 de diciembre de 2016

Cementerio

     Un lugar netamente escalofriante. Por algún motivo nunca me gustó visitar aquel sitio donde enterraban cuerpos sin vida, siempre me dio mala espina, como si los cuerpos ya muertos pudieran descansar, me reía… <<crédulos>> pienso. Todas esas bobadas de que el ser querido podrá encontrar la paz y reposo eterno por los siglos de los siglos e irá al cielo o al infierno según haya sido el comportamiento del individuo en cuestión, teorías, todos esos cuentos !Son puras patrañas! No saben la realidad de cómo son las cosas, de los trágicos cuadros siniestros que he experimentado hasta el día de hoy. A mi mente, en estos instantes, simplemente le empiezan a llegar algunas imágenes, algunos recuerdos del pasado. 

     De pequeño recuerdo, aproximadamente a la edad de seis años, me llevaron al entierro de un abuelo que nunca conocí en persona, pero, en fin, estaba allí con mis padres aquel día soleado. Se encontraban tíos, hermanos y demás familiares, algunos conocidos que lloraban desconsoladamente, todos comentaban entre voces que veríamos por última vez al abuelo ese día y que estaban felices al final porque descansaría y tendría la paz eterna. Yo, entretanto, me solté de la mano de mi madre, pues me llamó la atención algo, desde lejos vi un pequeño saltamontes que se posaba sobre una roca bajo la sombra de un árbol. Corrí emocionado sonriendo alegremente por la inesperada diminuta criatura que acababa de aparecer, de ese modo me encontraba inocentemente jugando con los bichos que iban apareciendo dentro de la inmensidad que existía en todo el pasto verde, un mundo gigante para los pequeños insectos del lugar. Repentinamente, una colorida mariposa salió volando, me sorprendió mucho y hasta pegue un respingo, pues no noté que estaba allí tan reservada, tan imperceptible, tan oculta. Miré hechizado como volaba apresuradamente hacia el cielo, se alejaba y desaparecía rápidamente hacia un destino incierto. 

     Regresé la vista hacia el cúmulo de personas que se amontonaban a lo largo del camino, en donde el cuerpo del abuelo supuestamente estaba en el ataúd que cargaban unos cuantos hombres, todos ellos llevándolo hacia el agujero donde yacía su lápida con su nombre y el año de su deceso grabado sobre ella. Pero, algo inusual sucedió, me di cuenta de pronto que el cielo se estaba oscureciendo, muchas nubes se empezaban a agrupar tapando los rayos de sol por completo, de pronto recorrió sobre mi rostro un viento frío, helado y aterrador cuando lo sentí. Automáticamente empezó a temblar mi cuerpo, sentí algo de nerviosismo o tal vez miedo, simplemente me dio escalofríos, alcé la vista y me asusté tanto que de una sacudida caía hacía atrás al suelo. Se empezaba a dibujar en mí una expresión de horror, mis ojos se abrían como platos de la impresión, pues no podían creer lo que veían. 

     Estaba ahí parado de espaldas, podía ver a un hombre alto con sombrero y vestido de un negro terno elegante, estaba de pie alado de la tumba de mi abuelo, pero lo más extraño de todo es que nadie podía verlo, algunas personas pasaban a través de él como si fuera un holograma o el mismo aire, nadie se percataba de su presencia, ni siquiera podían verlo ni sentirlo, luego de un momento su cuello se torció 180º, giró su cabeza hacia mí dirección, me impresioné cuando pude ver que no tenía rostro, es decir no tenía expresión alguna, no tenía ojos, ni nariz, pero tenía un tono pálido de piel bien acentuada, una piel apagada y ligeramente morada, solamente tenía una boca, que al verme, se deformó y de ella emanaba una especie de chillido ensordecedor, muy grave que sonaba como eco, como si estuviera desesperado y furioso por mi presencia, la cara del hombre súbitamente se transformó y tomó el rostro de mi abuelo, era él, estaba aún vivo, pero a la vez no lo era, lo presentía, había algo más oscuro en ese hombre, tenía expresión seria, sus ojos se tiñeron de rojo, sentí el peligro, me di cuenta, aquel sujeto me quería lastimar de alguna forma, así que él echó a correr hacía donde yo me encontraba, inmediatamente me puse de pie y corrí hacía donde estaba mi familia, desesperadamente yo gritaba en busca de ayuda, sentí como una mano me agarró del brazo, perdí el equilibrio y me di un buen frentazo contra el suelo, por suerte en el pasto, perdí el conocimiento.

     Recuerdo que lloré incansablemente, mientras recordaba lo ocurrido aquel día y les contaba todo a mi padre y madre, pero lo que era de esperar, no me creyeron, creían que era el fruto de mi imaginación, que todos los niños lo tienen, y que era algo normal para mi edad. Lo acepté en su momento, acepté el hecho de que no eran cosas reales, pero mientras iba creciendo caí en cuenta que no era normal, y que podía ver cosas extrañas que nadie más podía, al menos nadie más que yo conociese.

     Cada noche oía murmullos, casi no podía dormir, había noches en las que sentía que alguien respiraba en mi nuca agitadamente, o que al despertar estaba en una posición extraña, o en algunas ocasiones tenía marcas en mis brazos y piernas acompañados con rasguños inclusive aparecían algunos moretones, incluso hasta me despertaba algunos días el choque contra la pared de la ventana de mi habitación, despertaba y la encontraba abierta junto con la cortina flameando gracias a la brisa del viento que azotaba las madrugadas. Por eso, siempre me daba miedo apenas los últimos toques de luz que ofrecía el sol a diario empezaban a perderse al atardecer y consigo traía tinieblas, fueron días tormentosos, o tal vez estaba perdiendo ya la cordura y el daño me lo causaba solo.

     Todos esos eventos ocurrían cada vez que pasaba cerca de un cementerio, o acompañaba algunos amigos a entierros de sus seres queridos, lo más raro era que siempre los veía, veía a los muertos o sus almas, o lo que quiera que sean esas cosas horrendas vagar por los alrededores, no me acercaba mucho porque una vez que notaban que los podía percibir, iban en mi persecución con el único propósito de lastimarme, o tal vez poseerme para propósitos perversos. Por eso procuraba nunca acércame a esos lugares llenos de una energía espectral pesada. Rayos solamente desearía en este mundo no tener estas visiones, quisiera ser alguien normal, alguien común y corriente, que todas estas alucinaciones pararan (si es que lo fuesen).

     Hace unas semanas, planificamos dentro de un grupo de cinco amigos y decidimos realizar una pequeña expedición, un proyecto encomendado de la universidad, el cual consistía en grabar un cortometraje de hechos novedosos e insólitos que han existido en el país a través de la historia, así que viajar hacía las afueras de la ciudad sería perfecto, de hecho nuestra ciudad fue una de las primeras fundadas en el Ecuador, llamada Riobamba, con su provincia Chimborazo, mucho antes la ciudad era conocida en aquel entonces como Liribamba, fue uno los más prósperos lugares durante la época de la Colonia, pero lamentablemente un fuerte terremoto la destruyó y la enterró por el año de 1797, más adelante la ciudad fue reconstruida en una ubicación próxima. También la provincia cuenta con un volcán con su mismo nombre, curiosamente la ciudad se encuentra en el centro del país y el volcán forma parte del cinturón de fuego del pacífico que medido desde el centro de la tierra, es la montaña más alta del planeta superando en pequeña proporción la altura del Everest. 

     Por supuesto, todo lugar antiguo contiene una historia guardada en sus entrañas esperando a ser revelada, y esta no era una excepción. Salimos muy temprano por la mañana en buseta y prontamente nos encontrábamos en la carretera aún oscura debido un tardío amanecer, nuestro destino era un antiguo bosque Puruhá, ruinas del establecimiento aborigen que vivía tranquilamente antes de la llegada de los españoles, se decía que aún existía un antiguo templo tallado de piedra, mármol y barro, donde se mencionaba que habían estatuas y pequeñas reliquias de los pueblos aborígenes, pero nunca nadie se acercado a los alrededores debido a el arduo camino que hay que recorrer y su dificultad, además del que la naturaleza ha hecho lo suyo y se encuentra gran vegetación que oculta el lugar aún más. Por suerte llegamos bien al atardecer, pequeñas estrellas se veían ya en el cielo y empezaba a distinguirse la oscuridad de la noche, además del cántico usual de grillos en medio de los árboles y plantas. Decidimos acampar para adentrarnos en el bosque al día siguiente, pues se notaba que sería difícil el camino a seguir. 

      Y en efecto luego de un satisfactorio descanso, a la mañana siguiente emprendimos la excursión hacia el interior del bosque, grabando con cámaras de punta acerca de todo lo que había, extrañamente la tierra estaba árida como si no hubiese llovido por meses, inclusive años, los árboles se encontraban con pocas hojas, algunas ¿Negras? Nos preguntábamos, tal vez serían nuevas especies, algunos se hallaban secos y tenían el aspecto de una persona crucificada, estaban deformados, en sus troncos rasgados con formas de pentagramas, también notamos que no habían rastros de animales cercanos, propios de los bosques a excepción de una que otra alimaña que se posaba en las ramas que pareciera como si estuvieran observando nuestros movimientos. 

     Un recorrido eléctrico me removió el cuerpo, sabía que teníamos que salir de allí al diablo con el cortometraje, les mencione a mis amigos que saliéramos lo más pronto de aquel lugar pues sentía pesado el ambiente y todos aceptaron, también les daba miedo el lugar. Nos estremecimos, y nos estaba inundando el pánico, el camino de regreso no estaba allí, las huellas por donde vinimos no se distinguían ya, estábamos perdidos, o pueda que simplemente estábamos dando vueltas por otro camino, no importaba, la noche se aproximaba, estábamos aterrados al no encontrar la salida. La luna se posaba ya en el cielo tan brillante y las estrellas expectantes, que creaban y formaban aterradoras sombras a cualquier cosa del bosque. 

     De tanto caminar y correr, por medio de linternas, vimos que el camino se inclinaba y al seguirlo tal vez encontraríamos alguna salida, era una especie de planicie enorme, de pronto notamos que ya no había flora por los alrededores ni tampoco característicos grillos cantando en el entorno. Se empezó a oscurecer aún más, las nubes se reunían causando estruendos, empezaron a caer gotas de agua acompañados con ensordecedores relámpagos que caían en la lejanía. Seguimos caminando, cuando nuevamente sentí escalofríos, una brisa helada que me recorría todo el cuerpo, ésta vez acompañado de un fuerte dolor de cabeza, el lugar se puso demasiado pesado. Enfoqué la luz de la linterna hacia los alrededores, que sorpresa me llevé, pues habían varios sepulcros, tumbas en forma de pequeñas chozas, era una especie de panteón éste detestable lugar, con lápidas y cruces por doquier. Tenía que salir de allí, lo sabía. 

     Todos gritaron y empezamos a correr por donde vinimos, en medio de la lluvia se formaba lodo, alguien se cayó, regresamos a ver y me impacté una vez más. Sombras, decenas, cientos tal vez, se levantaban por todas partes. Esta vez todos mis amigos podían percibirlos a esos espectros, todos podíamos verlos, no tenían rostro y sus proliferaban sonidos inhumanos, se elevaban en el aire y agarraron a mi amigo que cayó hace un momento, se lo llevaron y pareciese como si las tinieblas se lo tragaran, a los pocos minutos gritaba infernalmente, es escuchaba como un animal en el matadero, y de igual manera todo quedó en silencio al poco rato. Inesperadamente alguien de entre la oscuridad arrojó algo hacia nosotros tan fuerte que nos derribó a todos, sentí como algo tibio se deslizaba entre mis manos, era él, pero estaba abierto, estaba despedazado y sus entrañas esparcidas en el suelo. Nos levantamos asustados y corrimos precipitadamente. No había escape, uno por uno se fueron llevando a mis amigos hasta que nada más quedaba yo. 

     Por suerte en medio de la desesperación y carrera llegué a una estructura de piedra, jadeante, me adentré y me quedé quieto procurando no hacer ningún ruido. 

     Ahora ya ha pasado un buen tiempo, desde que todo ocurrió, fue tan rápido, no sé cómo reaccionar aún, mientras tengo esta cámara que ojala alguien la encuentre y vea la grabación que estoy filmando ahora. El hecho que sea real o no, esté loco o no ahora estoy atrapado sin salida, ahora miro la hora en mi celular, por cierto sin señal, marca las 2:57 am, también observo la fecha, señala como 31 de octubre, imagino que tal vez un portal se abrió, la dimensión de vivos y muertos se ha conectado hoy y solamente puedo decirles que los muertos no van al cielo ni al infierno ahora lo confirmo, los muertos quedan aquí en la tierra, en otra dimensión distinta, pero están aquí en el mundo real, ellos no se van para ningún lado, pero lo más increíble siempre están vivos de alguna forma, y éste día es cuando pueden pasar la barrera de la muerte, entrar en nuestro mundo y asesinarnos, aunque tampoco me resta decirles que por ningún motivo permanezcan por mucho tiempo en un cementerio, o mejor aún ni piensen pisarlo más desde ahora, no se sabe si esos seres te podrán dañar a ti o alguien más. 

     Mejor voy a cortar la cinta, estoy atrapado en un macabro cementerio aborigen, empiezo a escuchar esos raros y extraños gritos o lamentos inhumanos, tal vez ya se dieron cuenta de mi presencia en su territorio, se acercan, escucho los sonidos más cerca…los oigo aún mas más cerca…muy cerca…!Demonios! Me…me han encontrado….

Cementerio, Terror y Suspenso, Ímpetu de Letras

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