sábado, 5 de noviembre de 2016

La última nota

     “A veces, existen hechos que han marcando cada etapa, cada paso que hemos dado a lo largo de nuestra vida, hechos que se quedan grabados en lo más profundo de nuestra mente e inmortalizados en pequeños recuerdos: como aquellos juegos divertidos y sin preocupaciones que vivimos en la infancia, aquellos primeros amores llenos de inocencia e incertidumbre que atravesamos en la adolescencia, y finalmente en la vida adulta, lamentablemente afrontar con todas aquellas responsabilidades aburridas que tenemos frente a la sociedad. 

     Lo he aceptado, algunas cosas tienen que suceder, tal vez por causas del destino, o tal vez simplemente casualidades, muchas de ellas dolorosas, algunas otras felices; pero, todas ellas con el único propósito de aprender para crecer como humanos. Pero, también algo que si es cierto es que, algunos hechos deberían ser borrados por las hojas del olvido, hechos que por causas inexplicables suceden, hechos oscuros, un tanto extraños que no son parte de este mundo terrenal, y siguen sucediendo, lo han hecho por generaciones apareciendo a través de la historia.

     Éste tipo de cosas dan miedo y te atormentan día tras día, noche tras noche, nunca duermes tranquilamente; voces que se introducen en tu cabeza y no te dejan en paz, gritan, aúllan desesperadamente para que hagas lo que dicen y sinceramente no sé hasta cuándo, ni porqué, ni qué buscan al atormentarte una vez que se apoderan de ti. Y aunque, luchas constantemente, llegas a un punto en el que te dejas vencer y terminas cediendo. No sé si alcanzaré a terminar de escribir esto con la poca cordura que me queda. 

     En fin, han transcurrido varios días, y hasta el día de hoy, no puedo borrar de mi mente aquella espantosa entrevista que tuve con aquel tipo (No daré detalles de lo que me dijo, tan sólo pensar en describirlo el cuerpo me tiembla). Sólo pude darme cuenta con tan sólo ver sus ojos y al oír sus palabras transformadas en relato sacadas tal vez de lo más profundo de la oscuridad humana que “Alguien” o “Algo” poseyó aquel individuo. “Algo” que siempre está aquí en este plano terrenal acechándonos desde las tinieblas, vigilándonos sigiloso, constantemente cada día y noche, esperando…

     Aquel señor lo encontraron tirado en el suelo de su habitación inconsciente y desangrándose hace meses atrás. Se había arrancado filamento por filamento el cabello con unas pinzas, llevándose consigo trozos de piel en el acto. Extrañamente tenía manchas oscuras por todo su cuerpo como si fueran moretones. Los vecinos de los alrededores solamente testificaron que oyeron gritos espeluznantes y desgarradores desde el interior de la casa. Ellos lo único que pudieron hacer fue llamar a la policía. Por razones desconocidas, perdió la razón y terminó asesinando a su esposa y sus dos hijos aún menores. Nunca quiso testificar ni dar razones a la policía de lo que hizo cuando despertó en el hospital. El pobre hombre tenía sus ojos desorbitados mirando nerviosamente en todas las direcciones y señalando con su dedo índice a un punto incierto de la habitación.

     — “Él…Él…Él está aquí. Él me ordenó que lo hiciera, yo… yo no quería, pe…pero tenía que hacerlo, no… no tenía otra opción. De verdad, yo…yo no quería hacerlo, amaba a mi familia. Pero era necesario…”. Decía repetidamente, mientras se cubría con sus manos el rostro para echarse a llorar desconsoladamente. 

     Lo condenaron a cadena perpetua a penas se recuperara de sus heridas y algo del shock mental en el que se encontraba, le pusieron una camisa de fuerza por si tratara de herir a alguien o así mismo. Aun así, era muy difícil para el personal cuidarlo, pues gritaba repentinamente como si lo estuvieran torturando por las noches. Mientras tanto, mi jefe me ordenó hacerle una entrevista antes de que se lo lleven a prisión. La prensa en la que trabajaba hizo todos los trámites necesarios para que me permitiera hablar con el tipo, es así como lo conocí en una fría mañana de Octubre en aquel hospital psiquiátrico. 


     Algunas personas por desgracia del destino pierden algo importante en sus vidas. “Algo” se aprovecha de la situación y se introduce dentro de aquellas débiles mentes, haciendo que tengan comportamientos extraños y violentos. Aquellos desafortunados se convierten en simples marionetas, se transforman en peligrosos sanguinarios con mirada endemoniada, perdida y vacía; personas que alguna vez fueron humanos pero desafortunadamente su alma les ha sido arrebatada, quedan como simples cáscaras de carne, ellos ya no sienten más, son nada. 

     A pesar de que he sido de las personas que no se asustan ante cualquier tontería, a pesar de que, he presenciado uno que otro evento paranormal, aun así, aquel tipo logró perturbarme. Logró infundirme un miedo voraz, un sentimiento extraño que carcome tu mente a medida que transcurre el tiempo… 

     Esta noche será inolvidable y maravillosa, lo será para todo el mundo. Los pensamientos de mi cabeza me dicen que lo haga y eso está muy bien, creo que tienen razón, siento que lo que tengo que hacer es lo correcto, es necesario, es sumamente necesario para un bien mayor…”

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Fragmento extraído de la Deep Web, una transcripción de una nota escrita en papel que encontraron en la casa de una periodista estadounidense de treinta años llamada Susan, junto con una copia del guion del programa que ella mismo escribió para su última aparición en el aire aquella macabra noche de 1974. La periodista tomó un revólver y lo puso detrás de su oreja y terminó disparándose en vivo frente a las cámaras. El canal de televisión presenciaba una audiencia cerca de más de medio millón de personas.

Relatos de Terror, La última nota

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