sábado, 5 de noviembre de 2016

Aquel día


Aquel día mágico de verano te vi pasar,
sin esperarte, sin buscarte, sin pensarte.
Mis ojos se posaron sutilmente sobre ti,
y desde aquel día, 
mi mente no hace más que buscarte.

¡Oh! Mi amor en silencio,
ni lo percibes, ni lo notas,
es tan dura esta agonía, 
de no poderte profesar,
miles de sentimientos guardados hoy por ti,
de cómo mi corazón se acelera tan sólo con pensarte.

Bastó un cruce de miradas tan cómplices, tan fugaces,
para caer rendido y enamorarme de ti,
No corras amor mío, por favor llévame contigo,
ahora que estas aquí en mis sueños, te ves tan perfecta,
escucha mi voz a través del silencio, 
mírame, que también existo.

No importa a donde vayas,
Por ti enfrentaría tempestades,
cualquier distancia, hasta el tiempo.
Hoy vuelvo a sonreír, aunque estés tan lejos,
mi alma por fin encontró una radiante luz,
que opaca la oscuridad de mi triste destino.

Y así es como desde aquel día trato de buscarte, de alcanzarte,
¡Oh! Dulce ángel de la casualidad, 
anhelo con el día de poder hablarte, 
mientras tanto, suspiro por este amor,
este amor que prevalecerá contigo,
admirándote desde la lejanía y eternidad, del frío silencio.
Imprimir o exportar PDF

0 comentarios:

Publicar un comentario