Una tarde de lluvia parecía no terminar,
a un abismo me introduje sin marcha atrás,
rumbo a un sendero, sin destino alguno me encuentro,
ahogado en un sinnúmero de vanos recuerdos,
no hallo sentido a mi perecedero destino.
Y, es que el mundo no da tregua, ninguna,
valores y principios se van cada día agotando,
delincuencia, terrorismo y armas son el pan del día,
diarios y noticieros con verdades a medias sólo pueden informar,
no hallo sentido a un perecedero destino.
Por injustos sucesos sufren algunos,
mientras, otros se aprovechan del inocente como ninguno,
una época, donde viven el momento sin esperar consecuencias,
una época, donde la palabra ya no tiene importancia,
no hallo sentido a su perecedero destino.
La naturaleza dolida a gritos llama,
que se detengan por tantas heridas,
que la gente tome conciencia y pueda cambiar,
o simplemente la justicia divina debe con todo acabar,
Y, es así como una tarde de lluvia parecía no terminar…
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